Hace unos días salí con unos amigos a hacer fotos con cámaras de película. Aproveché para probar una cámara antigua que me regalaron, una Voigtländer Vitoret de los años 60. Es un poco complicado hacer fotos con esta cámara, pues no tiene asistente de enfoque en el visor, simplemente se puede calcular aproximadamente por la distancia a la que está el objeto. Por otra parte tiene limitado la velocidad de obturación a 1/125, aunque en condiciones de luz no muy complicadas, se puede resolver perfectamente. La lente que tiene es de una calidad bastante aceptable, con una apertura máxima de 2.8, aunque en el modelo que tengo yo está afectado por hongos, no se notan en el resultado final. Con esta cámara usé una carrete de color.
También usé una cámara Olympus Miu 2, totalmente automática y con una lente de 2.8 de luminosidad que, cuando la compré hacía unas fotos magníficas, aunque ha estado muchos años parada. En esta cámara usé un carrete de blanco y negro.
En esta salida fotográfica utilicé unos carretes que tenía en casa desde hace unos cuanto años, es decir completamente caducados, por lo que el resultado final lo consideraba totalmente incierto.
Una vez hechas las fotos, y dado que mi material de revelado está en el trastero y los líquidos inservibles, los dejé en el Atelier de Fotografía para que me las revelaran, advirtiéndoles de la situación de antigüedad de los carretes, para que tomaran las medidas oportunas y forzaran el revelado.
Una vez tuve los negativos en mi poder, procedí a fotografiarlos con una lente macro y una caja de luz, para posteriormente tratarlos en LR, positivizando e intensificando colores y contrastes según se necesitaba.
El resultado os lo muestro a continuación: